La variedad de café Typica es muy importante tanto en lo cultural como en lo genético. Se originó en Etiopía, la antigua Abisinia, en términos muy directos es un Coffea arabica con una riqueza cultural, histórica y, sobre todo, un exquisito perfil de taza..
La variedad Typica: la que conquistó el mundo
En las montañas de la región de Kaffa en la antigua Abisinia se desarrolló una planta que hoy en día llamamos café. Existe un relato —no confirmado— sobre un pastor de cabras que vivió una experiencia con sus cabras y el café. Aunque en estudios realizados en la universidad de Addis Abeba en Etiopía, se ha concluido que el comercio de café comenzó, en esa región, hace unos 1500 años, es decir, antes que el posible relato de Kaldi hubiese ocurrido. Pero, lo que si es cierto, es que el café, al igual que la humanidad, salió de África y fue conquistando paladares, ciudades y regiones en el mundo.
Fue catalogada por el botánico neerlandés Pieter Johannes Samuel Cramer. Según la World Coffee Research en su catálogo de variedades la describe de porte alto, baja producción, pero de muy buena calidad en taza. Se desarrolla muy bien a alta altitud, de granos grandes, sus hojas nuevas son de una tonalidad marrón brillante, a esto se le llama bronceado. Aunque susceptible a enfermedades, como la Roya del café, en la actualidad la aplicación de nuevos productos permiten cultivar Typica con una visión de alta calidad y rentabilidad.
Typica: vuelve a las competencias
Esta variedad ha sido la protagonista de la mayoría de las historias referidas al café y el gran ganador de ferias y competencias internacionales durante los siglos XVII al XX. El café de especialidad ha estado en constante búsqueda de lo mejor del café y, esta variedad, Typica tiene una ventaja: su gran calidad en taza. Esta variedad quiere volver a los podiums de las competencias a nivel mundial, lo acaba de lograr en Venezuela (EICEV 2024) con el 1er. Lugar.
Typica: un café con riqueza cultural
En la literatura varios han sido los escritores que han puesto el café en sus obras. En La Trepadora de Rómulo Gallegos, el café, al cual hace referencia por su temporalidad, su ubicación y momento histórico en la Venezuela de esa época era Typica. El Abisinio de Jean Christophe Rufin el café que le sirve el propio Negus —la palabra Negus significa Rey— a sus huéspedes, según la temporalidad de esta novela, tenía que ser Typica. Esta variedad de café tiene un legado cultural, histórico, literario y de calidad indiscutibles.
En 1706, una sola planta de café Típica fue llevada de Java a Amsterdam y se le dio un hogar en los jardines botánicos; desde allí, una planta fue compartida con Francia en 1714. Desde los Países Bajos, Típica fue enviada en 1719 en rutas comerciales coloniales a la Guayana Holandesa (ahora Surinam) y luego a Cayena (Guayana Francesa) en 1722
World Coffee Research
Typica: exquisito, ayer, hoy y siempre
Los productores, décadas atrás, habían dejado el Typica por variedades de mayor productividad y resistentes o tolerantes a plagas, buscaban altos volúmenes de producción. Ahora, algunos caficultores, conscientes de su alto valor y calidad en taza, están recolectando y germinando semillas de ejemplares con muchos años, quizás varias décadas que han encontrado en sus fincas. Ahora, los caficultores, las están sembrando, cultivando y llevando a los escenarios del café de especialidad. Esta ancestral y exquisita variedad sorprenderá —nuevamente— los paladares más exigentes.
Si le ofrecen Typica disfrute, le va a encantar, estará tomando un café con un pasado espectacular, un presente de renovación y un futuro promisorio. Y, si usted es un caficultor considere cultivar Typica.
Cómo eliminar la roya en cultivos de café u otros hongos en cacao, plátanos o la mayoría de los cultivos. Una pregunta interesante que los productores se han estado haciendo. La tecnología y la tendencia hacia lo agroecológico, lo orgánico está desarrollando mejores productos para mantener los rubros libres de hongos, bacterias o virus perjudiciales a su cultivo. Esta nueva tendencia apunta a evitar pesticidas con trazas altas de toxinas para el ser humano, animales y el ambiente.
Como eliminar hongos en cultivos de café: Roya
La Roya del café es un hongo conocido como Hemileia vastatrix que afecta los cultivos de café. Afecta la hoja de los cafetos produciendo una manchas de color amarillo. Cuando la infección es muy alta no permite la fotosíntesis afectando la producción de flores, frutos, ramas y hojas nuevas, pudiendo inclusive causar la muerte del cafeto. Este hongo ha causado severas pérdidas a productores de café durante años y a nivel global.
Como productor de café debe estar atento a la presencia de roya en su cultivo. Es importante buscar un elemento para eliminarla o controlarla. El objeto es que no afecte su negocio de café.
En otros cultivos y actividad agropecuaria
Otro cultivo susceptible al ataque de hongos es el Cacao. La monoliasis del cacao es causada por un hongo: Moniliophthora roreri este hongo en los cultivos del occidente venezolano ha sido el causante de hasta el 50 % de las cosechas. El cultivo de plátanos y cambures también es afectado por el hongo Fusarium oxysporum f. sp. cubense o Fusarium R4T este puede durar en el suelo hasta 30 años y causa que las plantas se marchiten y mueran. Hay muchos hongos que afectan los cultivos y es necesario controlarlos o eliminarlos.
La solución: virol oxy
Los productores de café, cacao, plátano y cualquier otro rubro pueden eliminar los hongos dañinos de su cultivo con Virol Oxy. Este es un desinfectante de amplio espectro que elimina virus, hongos y bacterias al 99,999 % . Producto alemán a base de Peroxido de hidrogeno producido por la empresa Watch Water. Este producto permanece fijado donde se aplique hasta períodos de más de seis meses. No deja trazas de metales pesados o toxinas, al degradarse lo hace en una molécula de agua y otra de oxigeno. Entonces, usted mantendrá su cultivo bajo una concepción agro ecológica, amigable con el medio ambiente y sostenible. Es muy fácil de utilizar, solo vierta unos 50 ml por cada 20 litros de agua y realice la aspersión. Eso es todo. También puede ser usado en criaderos de animales y aves. Puede desinfectar corrales, jaulas, bebederos, etc.
Si usted cultiva café, cacao o cualquier cultivo debe utilizar este producto. Ideal en la actividad ganadera: vacunos, porcinos, cabras, aves, etc.
La percepción del mundo depende de nuestros sentidos, pero también pueden influir otros factores.
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La percepción de las cosas, o del mundo, le acababa de llamar la atención. Se había dado cuenta, que las personas tienden a ver o hacerse idea de las cosas, o situaciones, según sus patrones de pensamiento, conocimiento, experiencia y sus sentidos. Mientras estaba en la terraza de la cafetería, observó a una persona ciega que caminaba lentamente haciéndose una ¿imagen? de la calle. Otros utilizaban las imágenes que sus ojos les permitían, pero el ciego utilizaba un bastón.
La percepción del mundo
<<¿A qué llamamos percepción?>> Se preguntó mientras disfrutaba de otro trago de su café: un Bourbon tostado medio, filtrado en cafetera de manga, lo que la gente llama colado. A medida que la temperatura del café, bajaba, iba apreciando los sabores. <<¿Para qué quemarse la lengua y no disfrutar y reconocer los sabores que están en cada café?>> Volvió a preguntarse, mientras tomaba otro sorbo. En ese momento, cuando el líquido estaba en la boca, la lengua, el olfato y el gusto le daban una sensación; una concepción de ese café. Notó que se había enfocado en el sabor y trataba de entenderlo. Estaba involucrado en darle una estructura en su mente. Se dio cuenta que haber aprendido a degustar café, de manera técnica, más la experiencia de beber y con sus órganos sensoriales le daban una percepción del café, que en ese momento estaba tomando, pues todos los cafés no saben iguales.
La limitación de los sentidos
Mientras reflexionaba sobre el café, pensó y se preguntó: <<¿Y cómo saber si esos sabores y aromas son los correctos? Si no puedo oler bien, por una gripe o una afección en mi olfato, entonces, no puedo apreciar bien los sabores.>> Él sabía que lo que se conoce como sabor está conformado por un 80 % el olfato y un 20 % el gusto. Entonces, una disminución en las capacidades sensoriales afecta la percepción, la auditiva, el olfato, el gusto, el tacto y la vista, que según Aristóteles, juegan un papel fundamental en la percepción. Pero, la vista es la que nos permite apreciar más, según el antiguo filósofo. Entonces, cualquier disminución en las capacidades sensoriales, distorsiona nuestra percepción y la percepción de cada persona está sujeta a variación según sus capacidades sensoriales.
Pasaron los días y, una tarde, fue a pasear con su perro por la montaña. Oscureció y se dió cuenta que su capacidad de visión ya no era la misma, no podía ver bien el camino, entonces, una piedra, un palo o una rama, podía hacer que cayera. Había cosas, objetos en el camino, que por no poder verlos o percibirlos, representaban un riesgo. Conocía el camino, pero ya no podía ver bien, pensó: <<mis ojos solo pueden ver mientras puedan captar luz>> Confió en su perro que conocía bien el camino de regreso. Los perros pueden ver muy bien en condiciones de poca luz. Ellos tienen una capa al fondo de lo ojos llamada tapetum lucidum esta refleja la luz y les permite ver en la oscuridad. Cuando llegaron acarició a su perro como agradecimiento por haberlo traído a salvo. Sentado, con su perro al lado, reflexiona que así como en el camino oscuro hay objetos o hasta animales que no podemos percibir y representan un peligro, también hay situaciones que si no las percibimos correctamente, serán un camino oscuro, un peligro en el curso de la vida.
La edad y el circo
Mientras esperaba su café vió a una joven pareja, entrando a la cafetería, con sus hijos pequeños. Ocuparon una mesa, los padres habían pedido café y, para los niños, unos jugos. Unos minutos después, y mientras disfrutaba un excelente ristretto, observó que los niños y sus padres estaban viviendo la experiencia de manera diferente. Era el mismo escenario, pero tanto los padres como los niños le daban su atención de manera distinta. Ahí pensó que la edad, también, juega un papel importante en la percepción. Unos años antes había llegado un circo a la ciudad y, junto con su esposa, llevó a sus hijos pequeños a ver una función.
Era el típico circo, con los payasos haciendo sus jugarretas y bromas. El elefante, los infaltables y valientes trapecistas, pero entre acto y acto, el presentador pregonaba que su hermanita Campanita se iba a presentar. Salieron los tigres y, en conjunto con sus domadores o entrenadores, presentaron un espectáculo impecable. El presentador continuaba anunciando a Campanita —su hermanita— que estaba por salir y que sería todo un show inolvidable. El vendedor de algodón de azúcar pasó por su sitio y, su esposa, los niños y él, se hicieron de sus respectivos algodones. Continuaba el acto y presentaron uno de unas motos que, en una especie de jaula esférica, hicieron piruetas de alta adrenalina. Giraban a alta velocidad dentro de la esfera asemejándose electrones alrededor del núcleo de un átomo. Pero, eso no era lo mejor.
Campanita
Y llegó el momento más pregonado de toda la función: ¡Campanita! El presentador anunció, con todo esplendor, a su hermanita Caaaampaniiitaaa. Y bueno, él pensó <<¿qué tanto hará esa pequeña niña? jugar con unos globitos en un triciclo, o algo así>> Apagaron las luces, iluminaron el telón, una música tipo Pop – Rock, y salió Campanita con dos acompañantes femeninas, pero no era Campanita, sino más bien Campanota. Estaban vestidas con faldas muy cortas una especie de chalequitos muy ceñidos, salieron batiendo unas cabelleras espectaculares, era una escena al mejor estilo de un show de Britney Spears, con sus bailarinas, cuando la artista estaba en su mejor momento. Los movimientos eran tanto sexy como explosivos. Pero ya va, de repente, al ritmo de la música, las tres simultáneamente y con ambas manos, se abrieron los chalecos y los lanzaron a los lados, y luego, no apto para cardíacos, se quitaron o más bien se arrancaron las faldas y quedaron en bikinis. Continuó la hermosa coreografía que demostraba, en esos bien torneados cuerpos, una práctica constante y rigurosa. Unos segundos después, terminaron su sugestivo baile y estallaron los aplausos, principalmente, de los padres —muy agradecidos— por tan sorpresivo final.
Minutos después, en el estacionamiento, ya camino al carro con su esposa e hijos también iban otras familias. Una que caminaba muy cerca de ellos, era una pareja muy joven y el padre llevaba a su pequeña hija cargada. En ese momento la niña, de unos cinco añitos quizás, dice:
—¿Papi, sabes que es lo que más me gustó del circo? Dijo la pequeña, con una dulzura angelical.
Y el padre con gran ternura, le pregunta:
—¿Qué mi niña linda, que fue lo más te gustó?
—¡Papi, lo que más me gustó fue Campanita!
Y el padre le respondió, visiblemente, emocionado:
—¡Ay mi aaamooooor, a mi tambieeeén!
Y, recordando ese momento, él comprendió que la edad también influye en la percepción.
El tiempo y el colegio se convirtió en una explicación interesante.
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El tiempo en la playa era diversión, el día era cálido y vivo, más azul no podía ser, estaba ahí con unas amistades de la adolescencia. Iba a la playa con sus padres, era muy habitual, la playa estaba a un poco más de una hora de la ciudad. Rondaba los 16 años, pero allá se encontraba con amigos del liceo o de la urbanización, en el día era la playa, en las noches el malecón, lleno de conversaciones, música, y de fondo, el sonido de las olas y la brisa marina.
Un sonido interruptor y todo comienza desvanecerse rápidamente, siente la calidez del edredón, y está de vuelta en esta ¿realidad? Era el despertador del celular, programado a las 6:00 am, estiró levemente el brazo, lo alcanzó con la mano y, suavemente, deslizó el dedo en la pantalla apagando el sonido. Sumaba un nuevo día, uno más del año en curso, ya había completado varios años, tanto así, que ya tenía esposa e hijos.
El tiempo
En la otra mesa de noche, el celular de su esposa, también sonaba a las 6:00 am. Y comenzaban, ambos entre dormidos, a enviarse besos, solo el sonido con los labios, como los primeros trinos de las aves al amanecer, luego se buscaban, aún con los ojos cerrados y el beso, ahora en la boca. Se estiró levemente y se levantó, primero girando su tronco, a manera de quedar apoyado sobre su hombro y luego con el brazo fue subiendo su torso, de esa manera se cuidaba la espalda. Un leve paso por el baño para aliviar la vejiga, que siempre amanece llena. Ahora a la cocina, a preparar dos cafés.
Caminando despacio, desde la habitación hasta la cocina, enciende la luz de la despensa no la de la cocina, para darle oportunidad a que sus pupilas se adapten lentamente al nuevo día. Toma la Greca y le agrega agua hasta antes de la válvula, abre la gaveta y saca el café que guarda en un recipiente de vidrio con sello hermético. Al abrir el envase il profumo de un Catuai amarillo lo hizo inhalar profundamente cerrando los ojos. Lo despertó.
El tostado era medio y ya había determinado, previamente, que la cantidad de café era hasta la mitad del filtro. No lo presionó, solo lo asentó con unos ligeros golpes, lo insertó al depósito y le enroscó la parte superior de la Moka Express. Un nombre menos conocido, pero si, así se llama esa invención de Bialetti.
Ya nuevamente en la habitación —había llevado dos cafés, lo hacía todos los días—tanto él como su esposa, se sentaban en la cama y compartían el primer café del día. La ventana de la habitación da hacia el este y podían ver esas tonalidades rosáceas avanzando y venciendo la oscuridad de la noche. Lentamente, y viendo los primeros destellos de Helios, siguen disfrutando cada sorbo. Luego, ver la hora, salir de la cama y preparar todo para estar con los niños en el colegio y las otras actividades del día; todo marcado por ¿el tiempo?
Qué significa
Unas horas más tarde, ya más tranquilo y mientras bebía un café, recordó el sueño. A través de la ventana, la brisa movía las ramas de un Apamate, sus flores rosadas caían suavemente. Estuvo en la playa, pero como cuando tenía unos dieciséis años. «¿En sueños podemos viajar en el tiempo?» se preguntó. Pero, esa es una pregunta, que no podía responder. ¿O si? Quizás esa y otras respuestas están en lo más profundo de cada persona. Ese sueño lo hizo pensar en el hijo del cielo que, inexorablemente, y a sus debidos momentos, pide cuentas.
Unos años atrás, Einstein al explicar que el tiempo debe considerarse como una dimensión y, en conjunto con el espacio, forman lo que el denominó espacio – tiempo; y de acuerdo a la gravedad y la velocidad, puede curvarse y dilatarse. «¿El tiempo se estira o se contrae? pensó él. Pero, la física teórica, ni la experimental, eran su terreno.
El tiempo, al parecer, tiene varias formas de percibirlo, cuantas veces en momentos extremadamente agradables, las horas o minutos, se contraían y se diluían. O, la contra parte, porque hay una polaridad en todo, el tiempo se ralentiza ante un evento no tan agradable. y es como si el segundero tardara más en alcanzar la siguiente marca.
Sigue pasando
Habían pasado las fiestas navideñas, las reuniones familiares, los regalos y, había llegado enero, con la vuelta a lo cotidiano. El sol y el calor habitual de los días de carnaval, también eran parte del ¿pasado? Faltaban pocos días para la semana santa, y era como si hubiesen pasado dos páginas de una revista, de esas, que se ojea en una sala de espera. Él y su esposa estaban sentados en los cómodos sillones de la sala de su casa. Su hijo mayor, de unos diez años, jugaba sentado en el piso, con unos carritos Matchbox que tenía sobre la mesa de centro. La conversación giró a lo rápido que habían pasado los días.
—Hace tan poco estábamos celebrando el año nuevo. —dijo ella— pasó el carnaval y ya viene semana santa.
La temperatura de la noche era agradable, habían disfrutado la cena, y continuaba la conversación.
—Si, a veces pienso que el tiempo se ajusta a tu situación, si te gusta, se acelera, y cuando no, se dilata. —decía él— Cuando esperas una hora con ansias, las agujas del reloj, parecen frenarse.
—La relatividad de Einstein explica que el tiempo y el espacio son relativos, pero, todos los días experimentamos esa relatividad aquí mismo. —dijo él, mientras miraba a su otro hijo, que llegaba con más carritos.
La mejor explicación
El niño le enseñó un carrito nuevo que mami le había comprado.
—Cada vez que salimos, está pendiente que le compre carritos, parece que conoce todos los sitios donde los venden, ese, fue esta tarde. —dijo ella, viéndolo cariñosamente— le encantan.
Después de enseñarle el carrito a su papá, un Shelby GT 500 de 1971, se sentó al lado de su hermano a jugar.
—Lo cierto es que al paso que vamos, estaremos en diciembre, otra vez, muy, pero muy pronto. —«Qué buen gusto tiene, quisiera uno así pero de verdad, verdad» pensaba él mientras veía el carrito.
El niño mayor, que aparentemente, no los estaba escuchando, les dijo, viendo uno de sus carritos: —¡mamá, papá! ¿Saben por que, a ustedes, el tiempo se les pasa tan rápido?
Ella y él se miraron sorprendidos y volvieron sus caras al hijo, y ella preguntó: —¿por qué hijo?
—¡Porque ustedes no van al colegio! —Les dijo y siguió jugando.
Se quedaron pensativos, se vieron y era como si, telepáticamente, estuvieran de acuerdo que el tiempo, se alarga o se acorta,varía según la construcción mental de cada persona.
—«Por que ustedes no van al colegio» pensó él, mientras bebía el café en la cama, junto a su esposa, al amanecer siguiente.
El nido de canarios se había convertido en un espectáculo sonoro, visual y de lecciones de vida.
El nido de canarios se había convertido en una bella distracción. Lo observaba en sus paradas a tomar café, a veces solo, mientras cuadraba su agenda o sencillamente descansaba, a veces, acompañado entre conversaciones. Un espectáculo de vida, de alegría y vistosidad e incluso de sabiduría. Estas aves con su colorido y sus cantos le alegraban la vida, un oasis, entre tantos altibajos.
El nido de canarios
Era un cliente habitual y mientras esperaba que le sirvieran un Espresso notó el canto armónico y melodioso de un ave, era un canario de tejado. Giró su cara hacia la ventana de la cafetería y observó, cómodamente sentado desde su silla, a una pareja de canarios en lo alto de un tubo eléctrico. Mirarlos y escucharlos casi pasa a la contemplación, de no haber sido por la interrupción del barista, pidiéndole permiso para servirle el café.
La mañana tenía esa calidez que se siente al contacto de los rayos solares, pero, también tenía ese toque gélido de la brisa de la mañana. Esa mezcla atmosférica le añadía nitidez al aire, era más cristalino y embellecía a donde se dirigiese la mirada. Miraba a los canarios, era el macho el que cantaba y vigilaba, simultáneamente, la hembra entraba y salía de un tubo eléctrico. Estos tubos por los cuales entran los cables que vienen del tendido eléctrico y van hacia las casas, edificios, etc. Este tubo, al final o comienzo, tiene una especie de cúpula con abertura hacia el suelo, para evitar que el agua de lluvia entre y cause un daño al sistema eléctrico. Esta cúpula resultó ser el sitio ideal para que una pareja de canarios hiciera su nido, para que formaran su hogar.
hacer el nido
Durante la semana, por lo menos dos o tres días, iba hacia San Cristóbal en la mañana, y al final de la tarde, regresaba a su casa, cuestiones de trabajo. Así que, pararse a tomarse un espresso, generalmente en la mañana ya era una pausa en el viaje, un momento de relax, pues en lo agitado de la vida, siempre hay que buscar calma. Ahora cada mañana, primero mientras esperaba, y luego mientras disfrutaba su café, observaba y escuchaba a los canarios, los del tubo eléctrico. La observación empezó a tener un tono meditativo. Ver como uno de ellos estaba atento, mirando hacia todos lados, vigilando y cantando, mientras la pareja llevaba pequeñas ramas, y esas hojas secas, alargadas y finas del árbol de pino cercano. Una mañana, entre sorbos de café: «Estos canarios están construyendo su hogar» pensó él.
Sicalis flaveola es el nombre científico con el que calificó y describió el naturalista de origen sueco Carlos Linneo a estas aves. Sus hábitats incluyen varias partes de sudamérica, entre las cuales está la cordillera de los andes. El nido es construido por la hembra, mientras el macho vigila y canta. Se alimentan de semillas y brotes de gramíneas, por lo general se observan por el suelo, en pareja o en grupos.
El hogar
Al poco tiempo de observación empezó a notar el chirrido de los pichones. La pareja había construido su casa, por así decirlo, y ahora tenían sus hijos. Los alimentaban y cuidaban, unas semanas después, café en mano, notó que los pichones ya volaban, daban sus primeros pasos ante la vida. Tenían un color grisáceo, no el característico amarillo, seguían a la madre, por el suelo, mientras esta picoteaba, pero ya no les daba comida, les estaba enseñando donde conseguir sus alimentos.
Pasaban las semanas y observó que los pichones, con las enseñanzas primeras y necesarias, para enfrentar la vida, dejaron el nido. El tiempo continuaba, y entre muchos espressos, observó que el ciclo se reiniciaba. La pareja de canarios, el macho cantando y vigilando, la hembra reacondicionando el nido; así comenzaban de nuevo. Una mañana, como siempre, adornada por el canto del canario, hacía más placentero cada sorbo de café. Apareció algo nuevo, algo que no había visto, hasta ahora, una veloz mancha atravesó el espacio entre sus ojos y el nido.
Un gavilán habado, en fracciones de segundo, capturó a la hembra, cuando estaba entrando a la boca del tubo eléctrico. El canto del canario macho cambió a un tono lastimero, de tristeza por la compañera perdida. Un descuido, de solo milisegundos, se transforma en muerte, así es la naturaleza, así es la vida que todo lo equilibra. Poco tiempo después había otra pareja de canarios, no había forma de saber si el macho había conseguido otra compañera o era una pareja nueva, que aprovechaba el nido abandonado. La naturaleza no se detiene, la vida sigue, renace y todo se transforma, todo sirve.
La enseñanza de los canarios
Unos años después, en una de sus paradas habituales a tomar café, había invitado a una amiga. Los canarios estaban en el poste y continuaban cantando. Se sentaron y ella pidió un Latte vainilla y él un Cappuccino —generalmente pedía un espresso, pero el cappuccino era más acorde para una conversación— Ella tenía sus hijos jóvenes, los de él todavía adolescentes, unos minutos y la conversación iba hacia los hijos, los de ella.
—Tengo mi casa dividida, ahora tengo tres en una, mis dos hijos se fueron con sus parejas. —dijo ella con un tono melancólico—. Solo quería ayudarlos.
—Si, se que se han ido, pero, no entiendo lo de la casa. ¿dividida?
—Bueno, primero cuando mi hija decidió casarse con su novio, le construí un anexo, como un apartamento sobre mi casa. —le contaba ella, con su taza entre las manos—. Empezaron a vivir ahí, y luego, mi hijo se trae a su novia, y para ayudarlo, dividí mi casa, para que él tuviera su anexo, me pareció justo, bueno, ya había hecho lo mismo con su hermana.
—Pero, el esposo decidió ir a otro país a probar suerte —continuó ella, mientras él la escuchaba atentamente, al fondo se escuchaban los canarios— Así pasaron varios meses y ella en la casa, bueno trabajaba y yo la ayudaba con el niño, de vez en cuando viajaban pero regresaban, hasta que tomaron la decisión de quedarse.
—Debo confesarte que me pegó muy fuerte, ahora pienso cuando veré a mi nieto.
—Y ahora, mi otro hijo también se acaba de ir del país con su esposa. —lo decía con la mirada en la taza de café y que sostenía con ambas manos— Dividida y sola, así está mi casa, eso es lo que ha pasado.
—No valoraron el esfuerzo que hice por ellos, tanto esfuerzo, los ayude con sus casas y, se fueron, así nada más.
—¿Qué te parece? —le preguntó ella, mirándolo— ¿así son todos los hijos?
Él había estado atento a lo que ella le contaba, a veces, el solo hecho de escuchar sin interrumpir ayuda mucho.
—¿Me estás preguntando? —dijo él, con un ligero tono de advertencia— ¿Estás segura que quieres mi opinión?
—Si claro, ya te he contado.
la naturaleza
Tomó aire, como preparándose para lo que diría y le dijo: —Tengo varios años viniendo a este Café. ¿Ves lo alto de ese tubo, al lado de la columna?
—Si, claro. —contestó ella, medio confundida— ¿que tiene que ver eso?
—Ahí hay un nido de canarios, mira ahí está el macho, la hembra debe estar dentro o por llegar, tengo años observando, no se si a la misma pareja de canarios o quizás otra pareja. Lo que si se y he visto es como han ido construyendo el nido, luego escuchaba el piar de los pichones. —ella escuchaba, pero estaba confundida, ¿que tiene que ver todo esto?— he visto como los pichones empiezan a volar y sus padres le enseñan donde comer, ya no les dan. la madre va por el suelo picoteando y ellos atrás piando, pero ella no les da.
La sabiduría
—A las pocas semanas, los pichones ya preparados para la vida, se van. —él continuaba diciéndole— Y comienza un nuevo ciclo, por decirlo así. No se si he estado observando la misma pareja de canarios o ya estos sean otros. He estado viendo ese patrón, un comportamiento, una enseñanza de vida, lo que debería ser la preparación de los hijos por parte de los padres. Lo que nunca he visto, es que uno de esos pichones regrese con una pareja al nido.
Ella lo veía y, le costaba asimilar, pero todo empezaba a tener lógica.
—Tanto tu hija, como tu hijo ya se habían ido de tu casa, trabajaban y vivían independientes. ¿Porqué los traes a tu casa cuando ellos comienzan a hacer su propia vida? Fijate en los canarios, unas aves, unos animalitos, pero ellos no hacen eso. —Continuaba él— Esas aves son parte de la naturaleza y, como toda la naturaleza, siguen un patrón divino. Los antiguos griegos pensaron y escribieron sobre la naturaleza y, palabras más palabras menos, la naturaleza es el creador, la conciencia universal, el gran arquitecto, como lo quieras llamar; es Dios manifestado.
—La naturaleza, estimada amiga, es sabiduría en pleno, me vas a perdonar pero, si al caso vamos, has hecho algo que en la naturaleza, unas aves como unos canarios no hacen. Has hecho algo contra natura, suena duro, pero creo que así es.
Ella se quedó pensativa, veía hacia el nido, veía hacia su café, con la figura de una flor, de un perfecto arte latte, ya en el fondo de la taza. Respiro hondo, pero ahora con cierta tranquilidad.
—Se han ido. —refiriéndose a sus hijos— y eso es lo natural, tienes razón, así debe ser.
—Si, si les enseñaste bien, si los preparaste, puedes estar tranquila. Los canarios una vez que los enseñan, los sueltan. Un poeta libanés llamado Kahlil Gibran en su obra El profeta, tiene un poema llamado De los hijos, dice que los hijos vienen al mundo a través de ti, pero no son tuyos, tienen sus propios pensamientos y, culmina diciendo, que los padres deben ser como el arquero que tensa su arco y apunta su flecha hacia lo más alto. Entonces, disfruta viendo volar tus flechas.
Ya no tan pensativa, ahora más bien liberada, con alegría, luego de la despedida, se marchó a su casa, esta continuaría dividida pero ya no debía preocuparse por eso. Él, había pedido un espresso y, viendo el nido de canarios, les agradeció por tanta enseñanza.
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